martes, 18 de junio de 2013

Manx


El verdadero origen de esta raza poco usual se pierde en cuentos y leyendas. La ausencia total de cola, se atribuye popularmente a hechos tan insólitos como aquel que se refiere a Noé, quien  al llegar el gato de último, le pilló el rabo con la puerta del Arca; también hay leyendas que cuentan que las gatas madres cortaban deliberadamente los rabos de sus hijos para evitarles el sufrimiento de caer en manos de tropas invasoras, que colgaban las colas en sus escudos.

Es una raza de buen carácter, afectuoso e inteligente. Amable con todo el que venga a casa, y es en casa donde le gusta pasar la mayor parte del tiempo.
Es una raza muy activa y grandes cazadores con muchos reflejos. Necesita el juego como rutina diaria.

La marca que indica que esta raza es un verdadero ejemplar de pedigrí, es un hueco en la base de la cola, donde debe caber el pulgar. Los realmente sin rabo se llaman ''rumpy'' y los que tienen un trocito de rabo se llaman ''stumpy''.

Es recomendable un cepillado regular suave para mantener el pelo sedoso.

No es nada exigente con la comida.

La cría es difícil. Al cruzar dos ejemplares sin rabo, el resultado es una camada de gatitos deformados que mueren antes o poco después de nacer; por ello, los ejemplares sin rabo, se deben cruzar con ejemplares que estén provistos de él.

Es una de las dos únicas razas sin cola. La otra, es el címrico, que es una mutación pelilarga del Manx.

Es amable, inteligente y fácil de educar.

Una de las características muy importante en esta raza, es su longevidad.


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